viernes, 20 de noviembre de 2009

clonacion

LA CLONACIÓN: UN PUNTO DE VISTA ÉTICO CRISTIANO
Por: Ing. Ruby Zapata de Villarreal

Estamos en una época de adelantos tecnológicos vertiginosos que provocan confusión respecto a su validez ética al aplicarlos a los seres humanos. Mayor todavía es la interrogante respecto a su validez ante los principios bíblicos y la voluntad de Dios. En especial, la clonación suscita este tipo de inquietud.

Los seres vivos están formados por células, y cada una de éstas tiene una serie de instrucciones genéticas completas llamadas el "genoma". Desde la primera división a partir de la concepción, el núcleo de cada célula formada en las divisiones sucesivas contiene esta información genética completa.

Dentro del desarrollo embriónico, las células se especializan, es decir, van diferenciándose para ser unas células cutáneas, otras células nerviosas, otras neuronas, y así todos los tipos de células que componen un ser viviente. Cada una ejecuta diferentes funciones, basándose en una parte determinada del código genético. Este código genético es el que le dice a cada célula qué tipo de célula es, qué le toca hacer, cómo y cuándo hacerlo... es el control maestro para la vida. Las partes del código genético que no son utilizadas por una célula especializada no desaparecen, sino que se almacenan en estado latente.

En la clonación, la información latente u oculta del núcleo de una célula especializada se activa para conseguir a partir de ella un espécimen idéntico: un clon. Esto es, un ser (planta, animal o humano), derivado de otro organismo, teniendo componentes hereditarios idénticos. Muchas veces los clones provienen de la misma célula (como en el caso de los gemelos idénticos o monozigóticos), o se originan de la célula de otro individuo.


EL PROCESO
Cuando se forma un embrión, las células están rodeadas por una capa que se llama la "zona pelúcida". Si ésta se disuelve y las células se separan antes de que inicie la especialización celular, las células individuales pueden ser clonadas, ya que contienen toda la información genética para producir un organismo completo.

Un método es que a éstas células se les quite el núcleo con su ADN y se fusione por medio de una corriente eléctrica con un óvulo que se ha vaciado de estos elementos. En el caso de Dolly, la borrega clonada por científicos escoceses, el embrión resultante se implantó en el útero de la "mamá" que parió a Dolly, donde se desarrolló como cualquier otro embrión lo hubiera hecho.

Es necesario tener una célula "madre" (del organismo del que se va a hacer la copia), un óvulo vacío (de una donadora), y una matriz preparada para recibir el embrión y llevarlo a término.

Otro método es que a cada célula ya separada se le cubra con una "zona pelúcida" artificial para que se forme un embrión que pueda ser implantado y que se geste enteramente, también en un útero.


CLONACION NATURAL
La clonación no un invento reciente, ni humano. Dios dispuso que algunos seres se reprodujeran de esta manera, como las papas que salen de los tubérculos de las papas de la cosecha anterior, y saben igual de buenas. Las fresas también se propagan por guías, que son clones de la planta progenitora, y su fruta es igual en color y sabor. Otras plantas se propagan por codos. Algunos animales también se reproducen asexualmente, como ciertos pulgones, abejas, hormigas, crustáceos y lagartijas. Esta forma de reproducción requiere solamente de mitosis, que es la división celular en la que una célula replica su ADN (ácido deoxirribonucléico: el archivo de la información genética y control de todas las actividades celulares) y produce una copia idéntica de sí misma.

En la reproducción sexual también existe la clonación natural: los gemelos idénticos son clones, ya que el óvulo fertilizado (zigoto) se divide en dos, y cada una de estas células se desarrolla por separado (por mitosis-que es el tipo especial de división celular empleado por la reproducción sexual). Son dos personas con un juego de genes totalmente idéntico. Sin embargo, aunque las dos personas se ven iguales y se parecen mucho inclusive en sus características internas como habilidades innatas, cada una tiene su propia personalidad y su propia alma.


INVESTIGACIÓN CON CELULAS MADRE
Al poder controlar el desarrollo a partir de células "madre" se podría hacer crecer casi cualquier tipo de tejido, lo cual tendría aplicaciones tremendas en el campo de la medicina. Para un diabético se podría formar un páncreas saludable que sí generara insulina. No habría problema de rechazo con un trasplante en el cual el órgano sustituto se hubiera generado a partir del original. No habría necesidad de suprimir la respuesta inmunológica del organismo porque el tejido sería totalmente compatible.

Sin embargo, habría que tener cuidado con la fuente de estas células. La manera más fácil de obtenerlas es a partir de embriones, y éstas tienen un potencial más amplio. Pero implican la destrucción del embrión. No obstante, se pueden obtener de tejidos de adultos (sangre, médula ósea, hígado), o del cordón umbilical. Si este es el caso, no hay problema moral en seguir trabajando en la investigación. Pero un embrión humano no debe ser usado con ningún propósito. No se deben usar células embrionarias primitivas.


CONSIDERACIONES ETICAS DE LA CLONACION HUMANA
La clonación de animales y plantas, especialmente cuando se trata de hacerle un bien a la naturaleza, es aplicable y no viola ningún principio ético. La manipulación genética con propósitos de erradicar enfermedades o aliviar el hambre es otra manera en que esto se realiza sin infringir los lineamientos morales.

Pero la línea no se cruza respecto al hombre. La clonación de un ser humano es éticamente inadmisible. La Biblia marca una clara distinción entre los demás seres vivientes y el ser humano. Desde el momento de la creación, el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios: ningún otro miembro del reino animal fue hecho así (Gn 1:27). Nuestra vida no es solamente vida física (bios), como la de los animales, sino también vida espiritual (zoe) (Lc 16:19-31; Fil 1:23). Además, aunque al hombre se le dio dominio sobre los animales, no se le dio ese mismo dominio sobre otros humanos (Gn 1:26). Cuando al hombre se le permite alimentarse de animales, se le prohíbe tomar la vida de otro hombre (Gn 9:2-5; Ex 20:13). El único que tiene potestad sobre la vida del hombre es Dios.

Al trabajar con la clonación, necesariamente muchos embriones son sacrificados. Para producir a Dolly se hicieron múltiples intentos, 98 % de los cuales fracasaron. Una cantidad de los embriones formados no se implanta, otra cantidad muere durante la gestación o poco después de nacer. Cuando se trata de embriones humanos, el costo es demasiado alto, pues cada embrión es una persona. Eliminar embriones humanos en la experimentación es homicidio, pues se trata de seres humanos propiamente dichos, con naturaleza biológica y moral.

Los clones que sobreviven a las etapas iniciales normalmente son defectuosos. Padecen de cardiopatías o inmunodeficiencia, insuficiencias en distintos sistemas y tienden a morir prematuramente. Dolly es una borrega enferma. La clonación está muy lejos de ser una técnica perfecta, y tal vez nunca lo llegue a ser. Según Ian Wilmut, el "creador" de Dolly, sería "criminalmente irresponsable" experimentar con personas<1>. Cada intento implicaría la muerte de cientos de embriones.

Además, la manera que Dios estableció para que la humanidad se multiplicara fue a través de la familia: un padre y una madre. Por tanto, la clonación artificial de un ser humano completo sería un atentado en contra de un principio bíblicos establecido, pues no se requiere ni de padre ni de madre, menos de una familia. La procreación sólo debe de darse dentro del marco de matrimonio.


OTROS PROBLEMAS ETICOS
Si se quisiera clonar a alguien con el propósito de conseguir un órgano para trasplante, también se estaría cruzando la línea ética, pues se trataría de un bebé creado para el bien de otro, lo cual devalúa la vida humana. ¡Sería considerarla un producto industrial más!

Si se quisiera reproducir una persona que ya murió, por razones sentimentales, se crearían más problemas éticos respecto a parentescos; también menoscabaría el valor de la vida humana, y por último pero no menos importante, habría que tener en cuenta que aunque se pudiera copiar biológicamente a una persona, jamás se podría reproducir el conjunto de su características personales internas, como el intelecto, la compasión, el temperamento, la voluntad y demás atributos de la personalidad. El producto distaría mucho de satisfacer las expectativas (que tenderían a ser mucho más altas que las que se tendrían para un bebé concebido naturalmente--que es bien recibido como venga), porque no se comportaría ni reaccionaría igual al original, y por tanto, habría el riesgo de que fuera rechazado. Y si se originó en un laboratorio, ¿no sería fácil eliminarlo al dejar de desearlo? Tendríamos seres humanos "desechables". En el momento que no te guste, tíralo a la basura y consigue uno nuevo.

No se puede desarrollar tecnología que implique la muerte de embriones humanos ni la devaluación de la vida humana. Este es un caso claro en que el bien no sobrepasa al mal. Los beneficios que se pudieran conseguir no son dignos de considerarse, pues implican el asesinato o la desvalorización de la vida humana. ¿Es moral lograr algo por medios inmorales?

La clonación de plantas y animales es correcta bajo circunstancias que conduzcan al beneficio de la humanidad, pero la clonación de humanos no es permisible bajo consideraciones bíblicas. Atenta en contra de principios claros, como el carácter sagrado de la vida humana y el propósito de la procreación (que sólo debe darse en el contexto familiar). Moralmente no es aceptable.


REFERENCIAS:
1 Nancy Gibbs, "La clonación, bajo la lupa", Selecciones del Reader's Digest, abril de 2002, p. 30.

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